El aislamiento térmico no es solo una reforma: es una solución duradera para reducir tus gastos energéticos y mejorar tu comodidad. Con el constante aumento del precio de la luz y el gas, una casa bien aislada puede ahorrarte varios cientos de euros al año.
El tejado suele ser la principal fuente de pérdida de calor. Un buen aislamiento en la buhardilla puede reducir hasta un 30% tu consumo de energía. Le siguen las paredes, responsables de alrededor del 25% de las pérdidas, y luego las ventanas y los suelos. Al mejorar estas zonas, optimizas la eficiencia de tu calefacción sin necesidad de subir la temperatura.
Las ayudas disponibles, como MaPrimeRénov’ o los Certificados de Ahorro Energético, hacen que estas reformas sean más accesibles. Una vez realizadas, notarás rápidamente la diferencia en tus facturas, además de disfrutar de un hogar más confortable en invierno y en verano.
Invertir en aislamiento es optar por la eficiencia energética sin sacrificar el bienestar. Una decisión rentable a largo plazo, tanto para tu bolsillo como para el planeta.